lunes, 27 de julio de 2015

Un amor con religiones diferentes y un final de película. "Unidos más allá de la muerte".

Unidos más allá de la muerte.

“Hasta que la muerte os separe…”. Una frase cargada de fuerza y simbolismo que marca el final de una etapa individual y el comienzo de una vida en pareja para muchas personas.


Sin embargo, no siempre el amor une a personas con las mismas creencias ideológicas, y por supuesto, tampoco religiosas. En este último supuesto, es muy curioso el caso de un matrimonio holandés de finales del S XIX que vivió en Roermond. Como quizás muchos ya sepan, los Países Bajos destacan precisamente por una corriente mayoritaria de creyentes cristianos protestantes, pero en la pareja de la que hablaremos hoy, se produjo la unión matrimonial del catolicismo con el protestantismo. Algo que como podréis imaginar, causó un revuelo enorme entre las gentes de la pequeña ciudad holandesa.

Él, van Gorcum, era un coronel de caballería y embajador en Limburgo (la provincia de Roermond), protestante y que tenía la edad de 33 años cuando contrajo matrimonio en 1842 con ella, Van Aefferden, de 22 años y católica.

Tras 38 felices años juntos, Van Gorcum abandonó este mundo y fue enterrado en el cementerio protestante de la ciudad, como era costumbre en aquél entonces. Y ocho años después, ocurriría lo mismo con la señora Van  Aefferden, aunque, en su caso y como consecuencia de su fe, fue enterrada en el cementerio católico de Roermond.


¿Pudo la muerte lograr que nuestros dos protagonistas de hoy se separaran después de una vida juntos pese a sus distintas creencias religiosas? No. Hay que decir que Van Aefferden, en su testamento, había dictaminado que fuera enterrada junto a su marido. Pese a ello, por la división de los cementerios en relación con las religiones de los fallecidos, esta petición no era realizable, aunque, afortunadamente, dio la casualidad de que el señor Van Gorcum había sido enterrado en uno de los laterales del cementerio protestante que colindaban con el católico, y justo paralelo a él, tras el muro que los separaba, quedaba un rincón vacío en el suelo del cementerio católico.


De este modo, Van Aefferden sería enterrada en suelo cristiano, pero respetando su última voluntad a través de un ingenioso artificio; la construcción de dos panteones sobre sus lápidas que se unieron en la eternidad a través de una cálida y romántica imagen, dos manos entrelazándose, conocida por los holandeses hoy en día como “Het graf met de handjes”, que vendría a traducirse al español como “La tumba de las manitas”.

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